Una mirada de cerca al departamento de orientación

El departamento nace en un momento en el que los retos en la educación son cada vez mayores y es necesario ofrecer más apoyo a niños, niñas y jóvenes que presentan alguna dificultad o necesidad específica. Se busca ser un puente entre esas necesidades, las familias y la escuela, para acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje y desarrollo.

El equipo está formado por Ana Ramos, Laura Pérez y Elena Sánchez, las tres con amplia formación Waldorf que recogen el testigo de Doña Neli, quien, tras su jubilación y empeño, dio vida a este departamento.

Con los conocimientos de las tres se ha creado un gran equipo:

  • Ana Ramos, Psicopedagoga y maestra que coordina el equipo y traslada sus conocimientos en la Pedagogía de Apoyo (eje central del departamento de orientación), así como su experiencia dentro de la escuela y los procesos de la misma.

  • Laura Pérez, Psicopedagoga y maestra en AL, que aporta su experiencia en el ámbito de las valoraciones psicopedagógicas y cuenta con amplia experiencia en departamentos de orientación.

  • Elena Sánchez, Psicóloga especialista en adolescencia y facilitadora de grupos. Trabaja en otros centros e institutos realizando talleres prácticos sobre comunicación, aspectos emocionales y orientación vital, académica y profesional.

Trabajan en colaboración con los médicos escolares antroposóficos: D. Florencio Herrero (Infantil), Dña. Beatriz Lentijo (De 1ª a 8ª clase) y Dña. Cristina Piqué (De 9ª a 12ª clase).

Os invitamos a conocer más de cerca el departamento a través de una entrevista realizada a Ana Ramos y Laura Pérez:

¿Qué se ha trabajado hasta el momento?

Arrancamos con fuerza transformando el espacio a las nuevas necesidades. Hemos comenzado realizando una serie de talleres con algunas clases de secundaria en grupo y, también, hemos realizado intervenciones a nivel individual con algunos niños y niñas: admisiones de nuevos alumnos, evaluaciones psicopedagógicas y de apoyo, conversaciones individuales y acompañamientos…Hemos entrado en las partes rítmicas de algunas clases de secundaria, también hemos mantenido reuniones con familias y tutores... La agenda está muy activa.

¿Cuál es el objetivo del departamento?

Nuestro objetivo es atender a las necesidades que se nos presentan actualmente como escuela. No sólo con los niños y niñas (que es lo que más se ve), sino también con los maestros y maestras y con las familias.

La tarea es acompañar los retos que tenemos como escuela, desde una mirada humana y dentro de nuestros conocimientos, claro. Ese es nuestro mayor objetivo.

A veces se nos asocia sólo con los niños y adolescentes, pero también trabajamos con las familias y los maestros desde una mirada amplia porque intercambiamos lo que vamos observando y trabajando en cada etapa. 

Nuestro objetivo no es hacer tests, salvo que sea necesario para una situación concreta.

¿Cómo pensáis conseguir el objetivo?

Acompañando. Esa es la palabra clave. Para atender las necesidades hay que acompañar. No se trata sólo de evaluar al niño y detectar qué necesita, sino de acompañar esas necesidades junto con la familia, el tutor y los diferentes maestros.

Eso no significa que siempre lo hagamos nosotras directamente; a veces derivamos a alguien que pueda realizar esa tarea fuera de la escuela, porque no podríamos atender todos los casos.

Por ejemplo, si un niño necesita refuerzo educativo, recomendamos buscarlo según la necesidad detectada. Estamos creando un banco de profesionales afines a la pedagogía Waldorf que puedan acompañar desde fuera.

Luego hacemos un seguimiento con esa persona de refuerzo: hablamos, preguntamos cómo va el alumno, confirmamos si debemos volver a verlo, siempre con el apoyo de los tutores, que son quienes realmente conocen a los alumnos y están en contacto directo con ellos. Las familias pueden acudir a los tutores para comentar avances u observaciones. Esto es importante, porque son ellos quienes tienen la imagen del conjunto de la clase, del niño y de su biografía en la escuela. Nosotras somos el puente.

¿Tenéis ya ese banco de profesionales construido?

Sí, en parte. Hay personas con las que ya se trabajaba desde la época de Neli, profesionales formados en terapias afines a la pedagogía Waldorf.

Nosotras no imponemos nada; simplemente damos opciones a las familias. Si quieren buscar otras alternativas por su cuenta, también está bien. Lo importante es ofrecer diferentes opciones afines a nuestra manera de trabajar.

¿Cuáles son los retos que tenéis?

Todos. Desde crear la agenda hasta intentar cubrir las necesidades detectadas. Detectar y acompañar ya es un gran reto. Es un proceso amplio, que puede ser más o menos largo, pero que implica a toda la comunidad.

Nuestro objetivo es crear ese puente de unión entre los maestros, la familia y los especialistas externos. Queremos que haya un acompañamiento interdisciplinar con sentido, que nos permita remar todos en una misma dirección.

Esto no consiste en detectar necesidades, comunicarlo a la familia, buscar una terapia externa y desentenderse. ¡No! Vamos a remar todos juntos y ver cómo acompañar a niños, maestros y familias de la mejor manera posible.

El reto actual va más allá del departamento. Tiene que ver con los nuevos desafíos que traen los niños y jóvenes de hoy, con sus fuerzas y particularidades. Se trata de encontrar la manera de que puedan hacer aquello para lo que han venido.

Es un gran trabajo de observación. Debemos prestar atención y hacernos la pregunta: “¿Tú qué me traes y cómo podemos acompañarte?”. Ese es uno de los mayores retos actuales en la educación.

¿Podéis dar algún ejemplo de esas nuevas realidades?

Parece que hay una “moda” en la que todos son de altas capacidades o tienen hiperactividad, pero cada uno manifiesta sus talentos de forma diferente. Como sociedad, tendemos a poner etiquetas, y aunque eso a veces ayuda a orientar, no es lo esencial.

Lo importante es ver qué trae cada individuo. Vemos casos muy diferentes, con síndromes o características que a veces ni se conocen bien. Por ejemplo, un niño puede ser muy creativo y destacar notablemente dentro del aula pero tener dificultades para adaptarse socialmente, y entonces se le etiqueta con altas capacidades. Pero no siempre es tan sencillo.

Nuestra sensación es que los niños de ahora vienen con una individualidad muy marcada. Saben a lo que vienen, aunque a veces parezcan perdidos. El reto es acompañarlos para que no se desvíen de su propósito de vida, para que puedan hacer aquello que han venido a hacer, aunque aún no sepamos qué es. Por eso es tan importante observar y cuidar la individualidad. Ese es nuestro mayor desafío.

¿Cómo se contacta con el departamento?

A través del tutor. Siempre es a través del tutor ya que lo importante es tener una mirada compartida. Si hay una necesidad debemos preguntarnos cómo el niño se manifiesta en la escuela, dentro de su grupo. Y quien mejor lo ve es su tutor y los diferentes especialistas que trabajan con él. En casa el niño puede tener una cualidad, y en la escuela otra. Esa mirada del tutor es esencial.

En infantil y primaria el tutor acompaña día a día; en secundaria la tutoría es una vez por semana, pero sigue siendo el referente. 

¿Cómo es vuestro día a día?

Ahora mismo es muy cambiante. Tenemos una planificación, pero el día a día está vivo. A veces dejamos la agenda cerrada para el día siguiente, pero por la mañana surgen imprevistos: un niño enfermo, otro que no llega… y hay que reorganizar. Fluimos con eso.

Tenemos una agenda compartida, tanto en físico como en Google Calendar, para que las tres podamos ver lo que tenemos cada día e ir ajustando. También hacemos previsiones a largo plazo, como los talleres de secundaria con Elena, que ya están planificados para los viernes.

¿Podríais contar más sobre los talleres de secundaria y bachillerato?

Se ha lanzado al claustro una propuesta inicial de talleres, con temas adaptados por etapas, como es propio de esta pedagogía. Aun así, mantenemos flexibilidad para adaptarnos a las demandas de los tutores.

Trabajamos temas como la expresión y regulación emocional o dinámicas de grupo para el autocuidado, autoconocimiento, relaciones saludables y habilidades sociales.

Desde el principio tuvimos claro que hacía falta ofrecer orientación vital, académica y profesional, sobre todo en segundo de bachillerato y en cuarto de ESO, porque son momentos de toma de decisiones en cuanto a la elección de asignaturas, itinerarios, ciclos formativos…

También hay alguna propuesta para los cursos superiores de primaria que lo necesiten. 

Las ideas de los diferentes talleres se contrastan con los tutores y el equipo según sus necesidades. Tenemos los talleres planificados para este trimestre pero mantenemos una agenda flexible ya que,  a veces, por ejemplo, pueden surgir conflictos en un grupo y hay que atenderlos de inmediato. Es un organismo vivo, que se adapta a lo que va sucediendo en el día a día.

¿Hay algún canal para que los padres hagan llegar propuestas?

A través de los tutores. Ellos conocen la historia del grupo, la biografía de estos años y lo que se ha trabajado. Por ejemplo, si ya han hecho talleres de un tema concreto, se valora si es necesario retomarlo o abordar un nuevo tema.  

Las familias pueden proponer ideas a través de los tutores. Algunas tienen conocimientos en ciertos temas y pueden sugerirlos. Desde ahí se valora y se puede llevar a cabo.

¿Cómo os sentís frente al reto?

Estamos muy ilusionadas pero vamos con cautela. Es un reto grande y nuestro proyecto es ambicioso. Estamos creando equipo desde cero, ya que nunca habíamos trabajado juntas pero con la confianza de que nos complementamos muy bien en cuanto a conocimientos y experiencia. Estamos en ese proceso de creación, abiertas y conscientes de que hay que darse tiempo y crecer juntas.

 

Nuestro legítimo lugar en la educación es el de retirar obstáculos. Cada niña y cada niño en cada edad, trae algo nuevo al mundo desde las regiones divinas, y es nuestra labor cuando educamos retirar los obstáculos físicos y psíquicos de su camino; retirarlos de tal forma que su espíritu pueda entrar en la vida en completa libertad. 

Rudolf Steiner. 

 


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