La Fiesta de la Espiral

En la pedagogía Waldorf, el Adviento es un tiempo de silencio y preparación, un periodo en el que acompañamos a los niños a acercarse a la luz interior que todos guardamos. Mientras la naturaleza se vuelve más lenta y los días se acortan, cultivamos un ambiente que invita a la calma, al recogimiento y a la esperanza.

La Fiesta de la Espiral marca el inicio de este camino. En un espacio especialmente creado con ramas y materiales naturales para formar una espiral. En su centro arde una vela que simboliza la claridad que buscamos en medio de la oscuridad del invierno. Uno a uno, los niños recorren la espiral en silencio, encienden su propia luz en el centro y la depositan en el camino al regresar. Lo que comienza en penumbra se transforma poco a poco en un sendero brillante creado por todas las velas, recordándonos que cada luz individual puede iluminar a la comunidad.

Esta experiencia no se explica ni se interpreta para los niños; simplemente se vive y se guarda en los recuerdos de la experiencia vivida por cada una y lo compartido. El andar pausado, el aroma de las ramas verdes, el canto suave y el gesto de encender una vela les permiten conectar con la serenidad y la interioridad, valores esenciales en esta época del año.

Junto a la Espiral, las clases elaboran sus coronas de Adviento y preparan de manera progresiva el camino hacia la Navidad. Invitamos a las familias a crear también momentos de quietud en el hogar, para que los niños puedan sentir esta vivencia de espera consciente no solo en la escuela, sino también en su día a día.

La Espiral de Adviento es, sobre todo, una imagen viva, es el recordatorio de que, incluso en tiempo de oscuridad, siempre existe una luz que crece desde dentro y que cada niño puede llevar consigo hacia el mundo.