Poemas de la Octava Clase

En el marco del trabajo en ética, durante la época de Micael, los alumnos de la Octava Clase reflexionaron sobre el significado de los dragones y sobre las pruebas que la vida nos presenta, más allá de las que se realizan tradicionalmente en la escuela durante esta celebración.

Como parte de este proceso, realizaron una serie de poemas anónimos en los que exploraron y observaron de cerca la rabia, buscando comprenderla y transformarla a través de la palabra.

 

La rabia

La rabia arde,
fuego sin dueño
se clava en el pecho
como un hierro ardiente.
No pide permiso,
no escucha razones,
desgarra palabras,
destruye corazones.
Es tambor en la sangre,
tormenta en los ojos,
un río desbordado
que arrastra el control
Y cuando se apaga,
deja un hueco frío,
como ceniza en las manos
y un eco que no olvida

 

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La rabia mueve furia y enojo
pero cuando la escuchas, te trae paz.
Cuando la dejas estar y la escuchas te da sabiduría.
Pero cuando le das la espalda se transforma en un dragón que te intimida
y si no te atreves a enfrentarlo
tendrás que dejarlo estar y llevarle paz y tranquilidad
Entre la rabia y la paz solo hay un paso,
pero ese paso hay que saber darlo.


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La rabia me recuerda
a una Luna ensangrentada
a un atardecer rojizo
Y a una noche de tormenta. como dicen los marinos
"La tormenta pasará".
y quizá mientras tanto
Solo pueda respirar
pero no te olvides de tus truenos
ni de esa Luna ensangrentada
porque en noches de tormenta
La belleza del Lobo aguarda


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La rabia es un dragón que hay que superar, al enfadarse, se crea el odio,
La manera de vencerlo es calmarlo y no matarlo para eso uno debe ser paciente.


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La rabia surge desde el interior
donde ataca y destruye
todo en derredor.
Es nuestro Dragón
que surge desde el ardor,
de una oscuridad
que se mete en nuestro corazón.


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La rabia es como un animal
indomable, puro mal...
Crece, crece.. Sin cesar,
hasta finalmente explotar.
Es tan peligrosa,
porque lentamente en tu alma se posa
hasta que un inesperado día
se llena y ¡Rebosa!
No sabes cuando, ni porqué
Pero hay una cosa que sí sé
no la impidas salir
¡déjala ir!
Y aunque esto raro suena
déjala antes de que más duela.


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La rabia arde, como un fuego,
yo no me quiero quemar,
pero ya noto el calor.
Cojo aire y sigo corriendo,
pero la noto, noto como me caliento.
me canso,
voy más lento,
un alma me persigue, el alma del fuego
Un  fuego que me persigue, pero no puedo apagarlo
Lo intento soplando, me desfallezco,
lo intento corriendo, escapando
pero no llego a mi meta y me sigue persiguiendo
Veo luz, pero no la alcanzo.
Me dejo quemar...
no puedo más,
dejo de sentir...
y cierro los ojos
y respiro,
respiro un aire,
aire puro,
¡lo he conseguido!


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Los sentimientos me golpean,
nuestro cuerpo se irrita, se pelea
Hay algo que nos hace pensar
que alguien hace las cosas MAL,
pero somos nosotros los que tenemos que ver
qué es lo que pensamos sobre ese ser.
Hay personas que nos hacen sentir
que somos menos, y no es así.
Y si alguien hace algo mal,
es mejor decírselo sin dudar
porque si dejamos que algo nos duela
nos irrite, nos hiera
somos nosotros los que tenemos que actuar
para desechar ese mal.
La envidia también nos hace sentir fatal,
nos genera estrés, malestar.
Si hay algo que nosotros no tenemos
otras cosas fabricaremos.
Todas estas emociones
nos hacen sentir esa rabia,
enfado sin fin.
Pero hay que controlarla, para aprovechar
nuestra mente, ayuda vital.


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Mi rabia es como un monstruo
que emerge del mar
que busca el consuelo
que las olas no le dan
Quiere que la escuche
sin tener que gritar
y cuando no la escucho
empieza a actuar
Grita, se encierra en sí misma
arde y quema con su chispa
y con ello va consumiendo
toda su alegría.
Pero si en primer lugar la escuchara
en vez de ignorarla
sabría que tan solo me quiere decir
que me ama, que me quiere
que ella también forma parte de mí
y quiere que la respete.


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Como un mar en tormenta,
así mi rabia se muestra
rugiendo y enseñando,
sus colmillos afilados
Ella va sobrevolando
mi interior y suplicando
que le preste la atención
que yo nunca le he dado
Cuanto yo más la retiro,
más ruge con fuerza,
y si yo no de hago caso
mas fiera se muestra
Pero si me pongo a escuchar
su voz, con armonía
podré asimilar
que la rabia es parte mía


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La rabia atrae al odio y a la disolución individual en el dragón.
Cuanta más luz pongamos en nuestros dragones más fáciles son de entrenar.

 


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