La Fiesta de San Martín (Fiesta del farol) por la 8ª clase

El 11 de noviembre se celebra el día de San Martín de Tours. 

La leyenda cuenta que una fría y oscura noche de otoño, siendo todavía Martín soldado del ejército romano y encontrándose cabalgando hacia la ciudad de Amiens, vio a un mendigo a la orilla del camino. Martín tomó su espada, partió en dos su manto y dio la mitad al mendigo para que se resguardara del frío. A la noche siguiente, entre sueños, Martín oyó una voz que decía: ”Martín, al ayudar al mendigo has disminuido mi propia miseria, pues de todo hombre soy hermano.” Al despertar, sintió intensos rayos de sol en lo profundo de su corazón, que nunca jamás habrían de apagarse.

Martín es el representante del amor fraternal. En medio del frío de noviembre aparece un acto compasivo que inunda de luz el corazón.

Ahora los días se van acortando, las estrellas aparecen cada vez más temprano en el cielo. A medida que entramos en noviembre podemos observar que la tierra se desnuda y parece que muere, se acerca la oscuridad y conforme crece la oscuridad en el mundo exterior, el ser humano brilla más con su luz interior; lo que parece ser una muerte exterior resulta ser vida plena en el interior. Así pues, cuando vamos acercándonos al invierno, es cuando más actividad interior tiene la tierra, preparando lo que en la primavera brotará en la superficie. 

En el ser humano ocurre lo mismo, lo que parece que es perder algo exterior (la capa), resulta ganarse en el interior. ¿Qué vivencia es la que le hace brillar? Es la compasión, pues muestra la luz que dirige hacia otro ser humano. 

También nosotros en la Escuela queremos vivir el sentido de compartir, llevando luz y calor allí donde haya poca luz u oscuridad. Por eso celebramos con un paseo nocturno con niños y familias, en medio de la oscuridad, del frío y del silencio de la noche otoñal iluminada con la luz de nuestros farolillos. 

“ARRIBA BRILLAN LAS ESTRELLAS

Y ABAJO BRILLAMOS NOSOTROS”. 

Alba Martínez Pardo, 8ºA

Dibujo de Elizaveta Matyash (8º B)

MI RECUERDO DEL FAROL

Soy Lola, tengo 12 años, Hace más de seis años que vengo celebrando el Farol, y las experiencias que recuerdo son maravillosas. Curiosamente, tengo unos recuerdos muy fuertes de esta fiesta porque a mí me gustaba mucho, y la verdad es que me sigue gustando mucho esta celebración. 

Recuerdo que cuando llegaba la fecha, unas semanas antes, empezábamos a preparar los faroles con diferentes estampados. Cada año era diferente, cada año era una sorpresa.

En el Jardín de Infancia de Artabán esa noche encendíamos los faroles y dábamos un paseito por el colegio cantando. Después nos reuníamos en el centro, asábamos castañas y tomábamos chocolate caliente. 

En Primaria ya hacíamos los faroles solos, era todo un reto para nosotros. 

Me acuerdo de una noche estrellada y sin nubes, recuerdo también el calor que emanaban los farolillos. Dimos una vuelta por el patio y llegamos al lugar donde habían preparado unas mesas con castañas y chocolate bien calentito, y como no hacía mucho calor, nos sentó de maravilla. 

En quinto y sexto de primaria nos escribimos por estas fechas con los ancianos de una residencia. En las cartas les explicamos cómo era nuestra tradición del farol. Y ellos, muy agradecidos, nos contestaron con una carta enorme.

Como es una época de recogimiento, encender una vela en el farol significa encender y cuidar tu luz interior. Es una época muy especial, y por ello te animo a encontrar tu luz interior.

Lola De Santa Ana Rodríguez Beltrán, 8ºA

EL FAROL Y MIS RECUERDOS

Del Jardín de Infancia de Micael recuerdo que cuando las noches se alargaban y llegaba el frío, llegaba también la Fiesta del Farol. Todos los niños estábamos ansiosos por preparar nuestro farolillo y también por ver el teatrillo de San Martín que nos regalaban los alumnos de segundo. Recuerdo perfectamente estar sentado en los bancos de madera del salón viendo cómo los niños actuaban y San Martín cortaba su capa por la mitad para darle una parte al anciano. 

Con el paso de los años, por fin nos tocó a nosotros representar la obra. Recuerdo estar en el salón de actos con Doña Águeda aprendiéndonos las canciones y con Doña Gema recitando el teatrillo. 

Y así, de repente, llegó el gran día de la representación. Y mientras actuábamos, pude ver a los niños más pequeños mirándonos con la admiración que había mirado yo a su edad. Es un precioso recuerdo de mi fiesta del farol. 

Simón Tamames Astrom, 8ºA